Veo las huellas
que dejan tus pisadas
sobre la arena.
Sigo tu rumbo,
despacio, sin perderte,
hacia el destino.
Cuando te paras,
vacilo y me pregunto,
¿por qué te paras?
Si tomas agua,
del grifo de la fuente.
no te atragantes.
Bebe despacio.
pues puede que esté fría
no te haga daño.
No te emborraches;
el néctar de los dioses,
calma la sed.
Luego prosigue
la marcha hacia la nada
que yo te sigo.
No sé ese norte
ni el rumbo de tus pasos,
pero no importa.
Iré contigo,
allá donde tú vayas
sin que me veas.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/05/21
Hermoso.
ResponderEliminarMe gustó.
Besos.
Cada nueva poesía es una nueva belleza. ¡Aplausos!
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Una poesía en concordancia con la imagen que elegiste. Al menos veo similitud- Un abrazo y muy eliz noche.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.
Lindo poema, te mando un beso
ResponderEliminarEnamorada de las letras
Gracias por tu visita y comentario Enamorada de las letras.
EliminarUn abrazo.
Seguir las huellas, seguir la ruta, qué bella manera de amar.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo.
Como un custodio de sus pasos y su peso. Muy bonito, amigo Rafael.
ResponderEliminarMil besitos en la tarde.
Gracias por tus palabras Auroratris.
EliminarUn abrazo.