Lloran los cielos,
de nuevo en esta tarde,
ante la guerra.
Rasgan las nubes
cohetes y misiles,
salvajemente.
Y es el silencio
del niño y el anciano,
los que se quiebran.
Porque las madres,
su llanto exteriorizan,
de otra manera.
Desde que nacen
acunan al dolor
sin darse cuenta.
Cantan y lloran
tratando que los dioses
pasen de largo.
El cielo siente
que pierde la batalla
ante los hombres.
El niño busca
la estrella imaginaria
del buen anciano.
Todos lloramos,
borrando los silencios
de nuestras almas.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/05/21
Si lloran los cielos que sean por la lluvia necesaria pero no por las guerras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Que siempre sea por la lluvia, Campirela.
EliminarUn abrazo en la tarde.