Color morado
nos ofrece la tarde
con su tristeza.
De nuevo llueve,
sin orden ni concierto,
algo normal.
Por estas tierra
la lluvia es su divisa
y su blasón.
El agua es vida,
la tierra la precisa,
pues tiene sed.
¡Bendita lluvia
que calma a la sedienta
tierra del campo!
Aunque sus gotas
agobien a las almas
de los sensibles.
De todas formas
veremos la manera
de estar presentes.
Y de sentirla
correr por nuestros cuerpos
y corazones.
Porque la lluvia,
en tardes como estas,
bien se agradece.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/06/21
La lluvia siempre es bien recibida al menos para el campo en su justa medida. Es tarde de cerrar ventanas y mirar a través de ellas. Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarMe recuerda muchas tarde así, Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.
Un bello cantar a la lluvia!
ResponderEliminarSiempre es lindo que llegue cuando es necesaria.
Besuco.
Cierto Paula.
EliminarBesos.
Hermosos e inspiradores versos.
ResponderEliminarGracias Galilea.
EliminarLa lluvia, entre cierta oscuridad casi rosada, qué bien que sienta, al campo y a las personas.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafel
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz sábado.