Cerró los párpados
el día con su marcha
ante la noche.
Dejó la luz
durmiendo en sus pupilas
ahora cerradas.
Y me dormí
en brazos de la noche
agradecido.
Cerré los ojos
tratando de soñar
siempre contigo.
Volví al colegio,
al patio de los juegos
y al fiel pupitre.
Jugué contigo,
hablamos de mil cosas...
¡Pero era un sueño...!
Cerré la carta
y allí quedó el poema
de aquella tarde.
Hoy, recupero
el tiempo compartido
con esos versos.
Y siento el alma
que grita y se rebela
ante tu ausencia.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/21
Bonita manera, como de carta, al recordar esa noche de adioses.
ResponderEliminarUn abrazo, y buen finde
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz finde, también para ti.
Cuando cerramos los ojos las ausencias se hacen más duras.
ResponderEliminarFeliz semana.
Un abrazo
Así es, Carmen.
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana.