Aguanta fuerte,
las ráfagas de viento,
pasarán pronto.
Son vendavales
de brisa y de nordeste
y no es galerna.
No tengas miedo
el mar se muestra ansioso
pero es normal.
Bajo este viento
nacimos en el norte
y en él crecimos.
Fue nuestro amigo,
atento compañero
y hasta guardián.
Fue confidente
de gritos bien regados
con gruesas lágrimas.
Pero también
estuvo de testigo
en otros ratos.
El primer beso
que dieron nuestros labios
él los selló.
Por eso al viento
le quiero y le confío
mi corazón.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/08/21
Muy bueno Rafael.
ResponderEliminarTendrías que estar hoy en B. Aires, un viento y lluvia nos despertó está mañana y veía por mi ventana como el ficus, un árbol enorme se hamacaba bajo el juego del céfiro feliz.
mariarosa
Pues sí, María Rosa, debió de ser impresionante. Me alegro de que no pasara nada.
EliminarUn abrazo.
Profundo a veces los vientos intentan tumbarme pero Dios me sostiene y me deja en una ligera brisa, hermoso , un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias Bea y espero que Dios siga siempre dándote su mano.
EliminarUn abrazo desde el cantábrico.
Aquellos vientos dejaron marejada, y con ellos palabras olvidadas...El viento cuando silba hay que hacerle caso, tal vez se quiera comunicar y es su manera de llamar la atención. Un abrazo
ResponderEliminarEs cierto, Campirela, el viento habla y "nos habla", en ese diálogo, a veces, incomprensible, pero siempre lleno de calor y cariño.
EliminarUn abrazo en la noche.
Bellisimo romanticismo Rafael... Gracias.
ResponderEliminarGracias Anton.
EliminarUn saludo.
Hermosa siempre tu poesía 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼
ResponderEliminarMe alegro de que te guste, Galilea.
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