Tarde marchita
con nubes que se acercan
y con tormenta.
Tarde de fiestas
en pueblos y en aldeas
de la montaña.
Bien las recuerdo
de niño y en la infancia,
hace ya tiempo.
Se oyen cohetes
que suenan muy lejanos
desde la villa.
Tarde de bulla,
con juegos y cucañas
de diversión.
Y el mar rizado
por culpa de la brisa
y del nordeste.
Lanzan suspiros
los labios, muy nerviosos,
de quien espera.
Está nervioso
por culpa de una prueba
para mañana.
Y es que precisa,
tenerte entre sus dedos
"mi mariposa".
Rafael Sánchez Ortega ©
08/09/21
Que nunca se de por hecho una tarde marchita, siempre después de una tormenta llega el colorido arco iris. Un abrazo y felices sueños.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.
Poesia pura Rafael 5-7-5 perfectos. ¡Como te sientan!
ResponderEliminarEs una distracción, Anton, para seguir con la poesía.
EliminarUn saludo.
Muy buenos versos Rafael, hay momentos que la alegría ajena duele, molesta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, María Rosa, suele suceder.
EliminarUn abrazo.
Ay los recuerdos de esas tardes lejanas de tormenta y fiesta, Rafael...Todo sigue siendo presente en tus letras, amigo. La memoria nos permite vivir más veces lo vivido y mejorarlo aún si es posible.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable por tu constancia y buen hacer.
Gracias por tus palabras, María Jesús.
EliminarUn abrazo.