Levar las anclas
traineras, perezosas,
llega el otoño.
Hacer que suenen
los remos y toletes
ahora dormidos.
Salada música
de yodo y de resacas
sin rumbo fijo.
Quiero embriagarme
del mar y del salitre
para soñar.
Sueños de niño,
en medio del otoño
ya tan cercano.
Porque la sangre
se altera con las hojas
de la arboleda.
Son esas rampas,
llamadas alamedas
que van al puerto.
Por ellas pasa
la brisa del nordeste
con sus cantares.
Aires del norte
que escapan de los versos
y las traineras.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/09/21
Son haikús encadenados muy bonitos, pero para buenas navegaciones, de la infancia a la adultez.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tus palabras, Maripay.
EliminarUn abrazo.
Me trae añoranzas, amigo Rafael.
ResponderEliminarMil besitos en la tarde y feliz finde.
Que sean agradables, Auroratris.
EliminarUn abrazo en la tarde y feliz finde.
Ese mar fuente de inspiración de tantos poetas, y él en su inmensidad el mejor confidente de aquellos que mirando su horizonte les cuentan sus sueños, aventuras y anhelos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo en esta tarde gélida total.
Gracias por tu comentario y esa visión de mis letras, Campirela.
EliminarUn abrazo desde otra tarde parecida, en el norte.
Excelente y prolífero Rafael. Gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Anton.
EliminarLlegan con aroma a mar tus versos.
ResponderEliminarBellos.
Me alegro de que así sea, Galilea.
EliminarAunque no lo creas añoro el mar, tengo tiempo que no bajo, estoy metida en casa estudiando dia y noche a ver si algún día apruebo, te agradezco el regalo de tus versos, he sentido nostalgia, pero también he sentido el mar cerca precioso, un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarEs que el mr tiene algo especial, Bea. Yo también hace unos días que no le veo en directo, pero... Sigue ahí, muy adentro.
EliminarUn abrazo desde el cantábrico